domingo, 20 de marzo de 2011

Carta de la Mireia

Durante un mes hemos tenido en la casa de Djoum a 25 médicos de España haciendo una gran campaña en toda la zona de Djoum y alrededores.

Nos dividimos en varios equipos. Fernando, las dos primeras semanas estuvo en los diferentes dispensarios que gestiona la ONG haciendo evaluación de estos. Eso quiere decir, observar cómo se hacían las consultas, hablar con los pacientes sobre cómo habían sido atendidos y revisar como estaba la infraestructura y arreglarla poniendo mosquiteras y ayudando a hacer un limpieza profunda a los espacios.

Luego había otro gran grupo que se dividían en dos que hacían campaña de salud en los poblados de pigmeos baka. Iban a los pueblos, primero hacían una charla sobre temas básicos de higiene, nutrición y algunas enfermedades, tipo diarrea, paludismo, etc. Después hacían consultas médicas básicas a todos los niños y niñas del pueblo. Y por último se llevaban judías y comían todos juntos con la gente del poblado, haciendo todos los pasos de lavarse las manos con jabón y comer con plato y cuchara tal y como se explicaba en las charlas.

Por último estaba mi grupo, el de campaña de sensibilización y despistage de VIH. Íbamos a los pueblos bantus (que son los que no son pigmeos) de alrededor de Djoum, pues son los que tienen más probabilidades de tener VIH. Primero hacíamos también una charla básica sobre hábitos de higiene y luego una explicación más completa ya sobre el sida. En la segunda parte consultábamos a los niños/as huérfanos del pueblo y se les hacía el test, ofrecíamos test voluntario para la gente que quisiera y por último se consultaba a adultos que tuviesen hernias para registrarlos y citarlos en la campaña de cirugías del mes de abril.

Además de todo el tema de la campaña, Fernando y yo nos encargábamos también de todo el tema de la logística de la casa: comidas, limpiezas, organización de los grupos y viajes en coche…

En fin, que como se puede imaginar ha estado un mes verdaderamente intenso, emocionante también, y cansado, muy cansado.

En este mes hemos vivido muchas cosas, muchas cosas nuevas, pues en Camerún, lo que si que nunca falta son experiencias nuevas, sorprendentes, algunas tristes.

Ponerte delante una persona, una joven embarazada, la madre de una niña de 8 años, y decirle que tiene VIH no es nada fácil. Ha sido muy duro, pero también he aprendido muchas cosas. Y la parte más positiva de esto, es darle a las personas la herramientas y oportunidades para que se trate la enfermedad y no muera dentro de unos meses en el olvido.

He visto niños moribundos, tremendamente desnutridos, como los que salen en los documentales y te piensas que eso sólo pasa en la grandes hambrunas. Ves que en un país estable todavía hay niños que se mueren de hambre, básicamente por dejadez, y algo se te mete en la garganta que no te deja respirar… Pero ahora esos niños están en tratamiento. Y es por ellos, por los 4, 5, 6, niños con nombre y apellido, que ves que poquito a poquito van ganando peso, y con ello recuperan la sonrisa y también el llanto, para el que antes no tenían ni la fuerza, por lo que uno se acuesta con ganas de volver a despertar y seguir trabajando.

Estos son los primeros pasitos para el centro de atención de niños y niñas vulnerables que queremos abrir con Fernando, que cada vez ya tiene más forma y va bien encaminado.

En lo que se refiera a la gente de la campaña, ha sido gente en general muy maja, que se ha sabido adaptar bastante bien a las circunstancias de aquí, y que le han echado muchas ganas en su día a día. Sin ellos, esto no hubiese sido posible. Gracias.

Con Fernando ahora estamos dando forma a todo lo que ha pasado estos días. Dando seguimiento a los casos más vulnerables con los que nos hemos encontrado, también haciendo promoción de la campaña de cirugía que empieza ya este 10 de abril, continuado con la gestión de la escuela y también de los dispensarios… Y sobretodo ahora toca dar forma al proyecto del centro cívico y también al centro de los niños/as. Así que el trabajo continúa.

Quería que supierais que aunque a veces parezca que estamos ausentes, nuestro corazón late con fuerza por todas las personas a las que queremos, las que ya no nos podemos ver tan a menudo, pero el amor sigue ahí. Sigue ahí intenso y profundo, porque como hablaba un día con mi madre, somos también vosotros en Camerún.

Quizás no he tenido el tiempo, un tiempo que en Camerún se vive diferente, pues es lento pero continuo, para escribir con calma a muchas personas… y me disculpo por ello.

A todas las que escribieron y mandaron su amor en forma de cartas, y fotos, y los videos, y un montón de cosas que nos llenaron de energía buena que se notó en estos días más movidos. Gracias de todo corazón.

Mañana nos vamos Valentina (una médico que se queda con nosotros dos meses más), Fer y yo a Bikop, para acompañar una mujer que tiene VIH y hace tiempo que está “acogida” por la ONG, para llevarla a un hospital que tiene máquina de CD4 y le modifiquen el tratamiento, pues resulta que lo está rechazando y necesita una segunda línea de tratamiento. Su hijo también tiene VIH. Para cuando termine al colegio se va a venir a vivir con nosotros a Djoum, cosa que nos emociona enormemente, pues allá donde está viviendo está rechazada por toda la comunidad, al igual que sus hijos. Así que nos encanta la idea de que podemos vivir con ella y acompañarla en su seguimiento, pero por sobre de todo, en sus vidas.

En las campañas de VIH siempre decíamos que lo más importante era no rechazar a las personas que estuvieran enfermas. Pero desafortunadamente a día de hoy el estigma es uno de los problemas más grandes que hay entorno el sida.

Poco a poco y siempre desde el amor, pondremos nuestros granitos de arena para el cambio.

Y como es domingo y es el día de pensaros más y sentiros más, os mando mi profundo cariño a todas/os y cada una de vosotras/os.

Mireia